Queirolo
En la primaria tenía un amigo que se llamaba de apellido Queirolo. No me acuerdo su nombre ya que nunca nadie lo pronunció. Era Queirolo, y punto.
Una compañera le decía constantemente que “Queirolo” era nombre de marca de sanitarios. Por ende, para algunos otros era cara de bidet, gordo boludo, o “Queiro”.
Queirolo se sentaba en el último banco. Solo. Ponía una sola silla porque quería estar solo. Elegía el único banco que nadie quería porque le molestaba que lo intimiden. Eramos todos infiltrados del pentágono.
Queirolo dibujaba planos. Planos de bombas, cohetes, aviones con cañones, y otros elementos explosivos como el Plutonio, o el Uranio. Ya creo que a los 11, un niño que se comporta de esta manera debe ser observado especialmente. Pero a nadie le importaba nada, solo inundar el aula de risotadas humillando a Queirolo como no podían humillar a nadie. Una y otra vez.
Esto ocurrió en ascenso (tanto la gastada a Queiro como su afición por los explosivos de rápida expansión y alcance). Se extendió hasta la secundaria y el seguía confeccionando planos. Cada vez mejores.
Queirolo era petiso, gordito y narigón. Lo cual lo hacía aun más siniestro y loquito.
Nosotros no nos dábamos cuenta de lo loco que estaba. Cuando uno lo insultaba o le decía algo, Queirolo contestaba con insultos incomprensibles y complejos, acompañado de quejidos y gruñidos y gestos manuales como un niño salvaje y extraño. Era muy raro.
Creo que ni yo, ni ninguno de mis compañeros advirtió cuando se fue. Dos años después preguntamos ¿A dónde está Queirolo? Pero nadie contestó.
Años después me llegaron versiones como:
“Queirolo estudia en la escuela de la fuerza aérea”
“Queirolo es espía de la SIDE”
“Queirolo viajaba en el avión que atento contra las torres gemelas”
Ahí creí comprender todo pero decidí no creer nada. Yo no sé lo que pasó. Pero fue muy raro.
Paz! Negra Roll
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