TEMPORADA 14 (2003-2016)

25 de septiembre de 2009

DELIRIUM TREMENS (Previa 25/09/09)


UN DÍA DE MIERDA

Suena el despertador, apretás POSPONER ALARMA en vez de DESACTIVAR, entonces cerrás los ojos y a los quince segundos la mierda esa vuelva a sonar. Te incorporás, bajás los pies de la cama y pisas de puntín el banquito de la pizza que comiste anoche. La concha de la lora! Te llevas el celular al baño, como si alguien tuviera algo que decirte a esa hora. Te haces el importante. Y cuando ya estas bien enjabonado y te metiste la mano en las partes no nobles, otra vez suena la mierda esa; que de nuevo apretaste POSPONER ALARMA. Osea… Sos medio pelotudo ya desde temprano.

Vas a la parada del bondi. Justo cuando estás llegando se te va uno y el que viene puede llegar a tardar unos veinte minutos mas por lo menos y venir hasta las re pelotas. Tu cabeza no puede omitir al gordito apoyándote haciéndose el que lee el diario de bolsillo.
Te clavas una bola de fraile en la parada que esta toda manoseada pero es el mejor desayuno que tuviste en meses. Cuando estás pensando que empezás a tener un poco de sed, y la bola de fraile prácticamente se te atoró en el pecho y el azúcar impalpable se te fue por el otro cañito, y que es muy temprano para pedirle una patada en el pecho a alguien sin que te mire mal… Justo viene el maldito colectivo!

Subís, decís:
-Buen día, uno cincuenta (bah, si es que a esta ínfima altura del día aun te quedan ganas ya de decirle buen día al colectivero que encima le importa absolutamente un carajo si lo tenés o no).
Abrís el monedero y solo tenés una moneda de un peso y una de cincuenta, que obviamente no te habías fijado pero ahora que la necesitás te das cuenta que es trucha y tenes que hacer papelones diciendo que no tenés otra y esperar que algún alma caritativa se apiade de vos y haga una vaquita para que viajes totalmente incómodo hasta tu trabajo, mas incómodo aun.

Bajás y te das cuenta que te punguearon el celular justo cuando bajabas. Pensás que estaba asegurado, llamás al asterisco *LALALA y te dicen que el seguro te cubre el importe de un teléfono que ya no se fabrica y el único que podes elegir en esa sucursal sale $499, 99, y solo te cubre $39,99 porque el que vos compraste era una promoción limitada y tenés que pagar la diferencia. Puteás, le decís a Mónica que deje de decirte “señor” y que querés hablar con el gerente. Te retractás, le decís que ya sabés que ella no tiene la culpa y que entendés la burocracia pero que se vaya bien a la concha de su hermana ya que igual no te lo pueden solucionar por teléfono y tenés que dirigirte a la central de reclamos del “cliente indignado” a hacer el trámite.

Llegás al puto trabajo ya con ganas de cogerte a tu jefe arriba del mostrador, y después ir a lo de Mónica a re cagarla a tiros en el ojo con un aire comprimido; en cambio él te recibe con un:
-”Llegaste tarde y hoy tenías que contar los cueritos que están en los containers del fondo, a ver si es cierto que hay dos mil en cada uno o nos están robando estos hijos de puta”

Salís una hora tarde porque uno de los containers se cayó, y se te mezcló lo que tenías contado con lo que no. Osea de nuevo, sos un pelotudo.

Otra vez la misma historia del colectivo a diferencia de que después de comerte un pancho a la salida, le pedís monedas al puestero y te da dos pesos de a cinco centavos, cosa que te lleva a darte por enterado que las máquina del colectivo no acepta más de cierta cantidad de monedas de cinco centavos (siempre hay una primera vez para todo). Y otra vez tenés que hacer el cirquito del alma en pena metálica. Pedir unas chirolas y viajar parado, o en su defecto si no te peinaste ese día, no generás lo suficiente y el colectivero te dice “sory” –ah no los colectiveros no dicen sory- Te dice:
-Ehh…bajáte dale…- y casi cagándote a trompadas con los párpados te abre la puerta y acompaña el gesto con una manito haciendo señal de “raje pa´abajo”.- Y tenés que ir a hacer el cirquito al colectivo de atrás, o en su defecto ir a hacer el cirquito al tren y caminar doce cuadras cuando bajes.

Pasa una hora y cuarto, terminás en el tren con sesenta y cuatro monedas de cinco centavos. Tenés el bolsillo agujereado y se te van por el forro del saco. Y te sentís como un enfermo de soriasis brotado de monedas de cinco centavos.

Llegás a tu casa y apenas te sacás el abrigo para ponerte cómodo, las monedas se caen todas y ruedan por el piso a través de distancias inmedibles, que incluso se expanden hasta otros ambientes. Te tomás un IBUprofeno para el huesito dulce y te agachás para juntarlas toditas. Se te hierve el agua . Suena el teléfono y cuando te levantás, te golpeás la cabeza con la lámpara de mierda esa que decís que vas a levantar un poco más y jamás lo haces. Y cada vez que te parás te la das. Todos los días. No podés parar de dartelá.

Algunos detalles de la vida cotidiana que a veces no reflejan asuntos de suma importancia, pero que hacen nuestra vida más mierda cada día y nos hace desear arrojarnos desde la terraza del tercer piso de nuestro edificio (patético).

Cuando el boludeo del tiempo hace que algunas de estas cosas confluyan en un lapso de veinticuatro horas, puede sentir uno claramente que tiene “un día de mierda”.

Ojalá no tengas un viernes como éste.


Paz!!!

Negra Roll